Conoce a Alejandro Orozco, el primer egresado de Ingeniería Mecánica

Alejandro Orozco es uno de esos personajes que se han ganado a pulso un lugar en la historia de la de la Javeriana Cali. Fue el primer capitán del equipo de tenis, el primer integrante del Semillero de Investigación en Materiales y Manufactura, miembro del primer equipo de la historia del Proyecto de Desarrollo de Producto- PDP del Design Factory Global Network en sacar un puntaje perfecto y, recientemente, se convirtió en el primer egresado del programa de Ingeniería Mecánica.

Para este joven de 26 años, su paso por la universidad no solo le permitió convertirse en un profesional de alta calidad que ha logrado dejar huella en las dos empresas en las que ha trabajado hasta el momento, sino que le permitió crecer a nivel personal y eso es lo que más valora de todo el proceso, que en todo lo que hace está impreso el sello javeriano.

 Asegura que el equipo de tenis fue una “experiencia espectacular”, y recuerda con cariño a todos los integrantes a quienes califica como personas maravillosas. De hecho, explica que el Medio Universitario fue clave en su crecimiento y no concibe la idea de que haya estudiantes que no se den la oportunidad de disfrutar del Centro Deportivo Loyola.

“Yo respetaba los entrenos como si fueran clases de mi carrera, para mí era así de necesario. Allá hay de todo, hay danza, teatro, ajedrez, guitarra, clubes... Como estudiante lo necesitaba, estaba lleno de tantas cosas en mi cabeza que siento que el VMU me salvó la vida. Sin ese balance no sé cómo hubiera hecho, la verdad”, añade.

Un sentimiento similar se despierta en él al hablar del semillero donde tuvo la oportunidad de crear cosas para el programa y para el resto de los estudiantes del mismo. Su trabajo de grado fue, de hecho, el pilar de este espacio de encuentro de los futuros ingenieros mecánicos. La investigación, que realizó junto a su compañero Jaime Vega, consistía en reutilizar un residuo industrial denominado escoria de aluminio para hacer cemento.

Cuando se funde aluminio, ilustra Alejandro, este se convierte en un líquido y encima se forma algo similar a la nata, un polvo gris que es retirado y almacenado en depósitos, pues se trata de un elemento perjudicial para la salud. Durante un semestre estos jóvenes estuvieron investigando qué se podía hacer con la escoria de aluminio que les facilitó la empresa Lúmina S.A., e invirtieron seis meses más haciendo pruebas hasta llegar a la conclusión de que se podía reutilizar como un complemento del cemento.

“El cemento es supremamente dañino para el medio ambiente porque por cada kilogramo de este material se tiene que producir un kilogramo de dióxido de carbono. Nuestra propuesta es que para que no tengamos que usar tanto cemento, se puede mezclar con escoria. Por ejemplo, si necesitas usar 100 kilogramos de cemento para construir una casa, usas 90 kg mezclado con 10 kg de escoria de aluminio. Todas las pruebas que hicimos indicaron que sí es posible”, agrega.

El talento de este egresado va más allá. Antes de culminar sus estudios se vinculó durante seis meses a una empresa de robótica, primero como ingeniero de matenimiento y a los dos meses lo promovieron como Guardian Job. Actualmente vive en Estados Unidos trabajando en una compañía Supply Chain, logística y producción, donde se desempeña como manager de operaciones. “La Javeriana Cali nos dota de unas características que nos permiten adaptarnos rápidamente a los entornos. Mientras otros profesionales pueden demorar un mes en lograrlo, a nosotros nos toma solo una semana”.

Cuando se le pregunta por la persona que marcó su camino de formación, no lo duda, el nombre de Adriana Gómez Gómez, directora del programa de Ingeniería Mecánica, surge acompañado de una confesión. “La mayoría de mis héroes han sido hombres, pero las personas que me han cambiado la vida han sido mujeres y Adriana es una de ellas. Fue mi profesora, mi directora de trabajo de grado. Ella me mostró que vale la pena hacer el trabajo duro, me enseñó a no ser facilista, me inspiró a creer que no hay límites, que todo depende de uno. Ella apostó por mí y gracias a ella pude hacer parte del proyecto PDP”.